23 / Jul / 2020

El Hip-Hop esta en la cima de Billboard

La mañana del lunes 20 de julio amaneció con la noticia de que el Top 10 del Hot 100 de Billboard no contenía ninguna canción etiquetada con el género "Pop". Algo que la historia de la música sólo había presenciado en algunas ocasiones: a principios de los 60's, cuando el Rythm And Blues, el Rock n Roll y el sonido Motown incursionaron con fuerza en las radios de Estados Unidos; a mediados de los 70's, cuando las grandes bandas de Rock y exponentes como David Bowie se encontraban en su pico creativo; y una vez más en los 90's, en el momento en que el Britpop, el Grunge y el Rap representaban una alternativa para la juventud desolada de aquella época.

Sin embargo, la lista emitida por Billboard que abarcó del lunes 13  de julio al domingo 19 del mismo mes tiene una particularidad respecto a las otras ocasiones en las que se presentó este fenómeno: salvo The Weeknd y las acreditaciones por colaboración de Marshmello y Beyoncé, ninguno de los artistas que aparecen en la lista (DaBabby, Juice WRLD, Jack Harlow, SAINt JHN ni Megan Three Stallion) pertenecen al grupo selecto de proyectos que frecuentan los diez más escuchados de los servicios de streaming.


Y en un top diez que rebosa de Hip Hop culture, la ausencia de nombres icónicos como Drake, Kendrick Lamar, J Cole, Rihanna o el mismo Kanye West, significa algo: son tiempos de cambio. 

Las tendencias son cíclicas y llegan a su respectiva cita cada 20 años. La música no es inmune a esto y como si viviéramos en el año 2000, las armys viven su amor por BTS con la misma pasión que las chicas que seguían a los Backstreet Boys en su momento, sólo por citar una referencia. 

Los intereses de los artistas también se repiten con cierta periodicidad. Desde la forma de producir hasta los temas recurrentes en las canciones, cada género establece patrones según el contexto social, creativo y de la industria que se les presente. 

Por lo anterior, es pertinente revisitar esas diez canciones que conforman el Top 10 de Billboard del que hemos hablado y establecer la conexión -así como sus diferencias- con sus predecesoras dentro del Hip Hop ante algo que parece inminente: El cambio generacional y con ello, el fin de una era.

Los géneros que se hicieron fuertes en las calles necesitan ser revitalizados constantemente para mantener su identidad revolucionaria y su efecto disruptivo. Bajo esa premisa, su relación con la juventud es –y debe ser- íntima, casi siamesa. De acuerdo a su construcción histórica, la cultura del Hip Hop y la música que la envuelve ha tenido tres tópicos recurrentes: la lucha racial, la crónica de la vida como parte de la comunidad afroamericana y latina; y el despilfarro. Según ese tren de pensamiento, parecen acorde uno del otro; sin embargo, no siempre se expresan de manera simultánea. 

Si bien la época seminal de Grandmaster Flash conjugaba el espíritu del baile, la improvisación de los MC’s y el frente que zonas como la del Harlem y el Bronx simbolizaban para el status quo estadounidense, la generación que le sucedió, esa que vivió el surgimiento de una clase media cimentada por gente de color, estaba más apurada por demostrar que las personas afroamericanas también podían incursionar en la vida académica y laboral sin traicionar el arraigo con el hood. 

Como bien lo interpretó Matty Rich en su película de 1991 ‘’Straight Out Of Brooklyn’’: sus personajes leían los poemas de Maya Maglou mientras escuchaban a RUN DMC y vestían sus varsity jackets FUBU customizadas con textil de Ralph Lauren

Pero la ilusión de un futuro promisorio se desvaneció pronto y los artistas emergentes lo resintieron. N.W.A, Public Enemy, A Tribe Called Quest, Lauren Hill, Missy Elliot, Tupac y Notorious B.I.G encabezaron una movida que cimbró el mainstream con letras llenas de rabia y beats que le dieron forma al canon instrumental que perdura hasta nuestros días. Los blunts hechos con billetes de cien dólares y la batalla sin cuartel que libraban la East Coast y la West Coast eran solo una óptica del espectro que abarcaba el universo Hip Hop en ese momento: creadores que buscaban re-apropiarse de un destino que la brutalidad policiaca y la discriminación pretendieron quitarles con los eventos de The Five Of Central Park,  Rodney King y Amdou Diallo.

Las aguas se calmaron y las cuentas bancarias de las nuevas super estrellas no hacían más que llenarse de ceros. Para el momento en que Jay-Z, 50 Cent, Lil’ Wayne, Outkast, Puff Daddy y las Destiny’s Child tomaron el control de la escena, todos tenían bentleys estacionados en su cochera y habían firmado deals  jugosos nunca antes vistos con los sellos discográficos más importantes del planeta. Sin perder su sentido socio-político, la clase de los 2000’s se encargó de demostrarle al mundo que el Hip Hop estaba listo para convertirse en un imperio económico. 

El gasto desmedido, el consumo de drogas duras, la promiscuidad y las mansiones  eran los elementos de una fórmula que propuso una versión más festiva de lo que usualmente conocíamos del Hip Hop. Aquí es cuando podemos establecer los puentes discursivos y sonoros entre las diferentes  generaciones que pertenecen a la historia de la cultura pop afroamericana. Las tríadas 70’s // 90’s // 2010’s y 80’s // 2000’s // 2020’s, con sus debidos matices, son la evidencia de cómo las tendencias creativas y de consumo musical se reencuentran de una manera u otra. 

The Sugarhill Gang, Funky Four Plus One y el ya mencionado Grandmaster Flash tienen más en común con A Tribe Called Quest y Public Enemy de lo que imaginamos. Y al mismo tiempo, su influencia es vital para que discos como My Beautiful Twisted Dark Fantasy y To Pimp A Butterfly se lograran. 

Considerado el punto artístico más alto que alcanzó el Hip Hop hasta la fecha, entre 2007 y 2018 fuimos testigos de un despliegue de talento brutal. Artistas multidisciplinarios se encuentran para cuestionar  de manera explícita los mecanismos actuales del racismo  y también para interpretar los nuevos paradigmas de la comunidad afroamericana desde la individualidad y hacia el exterior, a partir maneras distintas de producir, componer y acompañar sus canciones hasta los oídos de quien escucha. 

La familiaridad entre los 80’s, los 2000’s y los 2020’s para la cultura Hip Hop (con todos sus derivados directos: Rap, R&B y ahora Funk, Neo-Soul, etc) tiene más qué ver con el cómo suponemos que sonará durante los siguientes diez años. 

La irrupción masiva de Tik Tok, el COVID-19 y el hiatus no declarado de grandes exponentes (SZA, Rihanna o Frank Ocean por citar algunos ejemplos) aceleró el cambio de estafeta entre una escena ya en decadencia y otra ávida de convertirse en la realeza del género. 

Los nuevos éxitos globales son inherentes de las narrativas visuales que las respaldan en Instagram, Fornite y Tik Tok, e intentar consumirlos del modo al que estábamos acostumbrados ya es obsoleto si queremos entender por qué están sucediendo las cosas de esa manera.

Afortunadamente para los que se resisten a cambios tan estrepitosos, el Hip Hop independiente de Westside Gunn, Apollo Brown, Run The Jewels y Freddie Gibs todavía tiene mucho por contar. Mientras tanto, el Pop regresará al Top Ten de Billboard la próxima semana gracias al aniversario de One Direction, al nuevo álbum de Taylor Swift y al single de estreno que nos tiene Kyle Minogue. Como si nada. 

‘’Let's go

     Brand?new Lamborghini, fuck a cop car

                  With the pistol on my hip like I'm a cop 

                                     Have you ever met a real nigga rockstar?’’

DaBabby, Rockstar.


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