El hombre que pintó los ochentas: Drew Struzan

“Hay un artista por cada par de décadas que sabe plasmar la experiencia cinematográfica. Y creo que para mi generación, y para la generación justamente anterior a la mía, Drew Struzan fue ese artista. Él era, literalmente, las películas” Guillermo del Toro.

Los ochentas transpiran iconicidad. Desde su moda, juguetes, arquitectura, música, caricaturas es sencillamente una década con una estética tan clara y definida (más aún en nuestros tiempos cuando pareciera que la nostalgia por los 80s es más fuerte que nunca) que se ha ganado con méritos su estilo propio. 

Es una estética que está grabada en nuestro inconsciente y gran parte de ello se lo podemos culpar enteramente a sus películas.  Indiana Jones (1981), Star Wars (1980), E.T (1982), Los Cazafantasmas (1984), Volver al Futuro (1985), sería prácticamente imposible enlistar todas las legendarias películas que esta década dejó grabadas en la cultura popular y si bien hay nombres que han pasado a la historia como Steven Spielberg o Arnold Schwarzenegger hay un nombre que merece ser igual de recordado, uno que la historia ha dejado de lado; Drew Struzan.

Lo más probable es que si digo Drew Struzan estés tan perdido como cualquier persona pero estoy seguro de que reconocerás su trabajo. Y es que el ilustrador de 73 años tiene una carrera tan prolífica que es imposible que no hayas visto algunos de sus posters. Con un inicio ilustrando portadas de álbumes de Black Sabbath o Alice Cooper tuvo su primer gran trabajo creando la icónica portada de Star Wars: A New Hope (1977) y a partir de ahí fue la mente y mano responsable de muchas de las portadas más icónicas de la historia del cine.

Con una técnica propia que mezcla dibujo a mano, aerografía y pintura el trabajo de Struzan contrasta las luces y sombras, usa los colores brillantes y la composición mejor que nadie haciendo que las imágenes por sí solas cuenten historias. Desde Indiana Jones, Star Wars, Volver al Futuro, Laberinto, The Thing, Rambo, Los Goonies, Un Príncipe en Nueva York su trabajo es tan prolífico como icónico.
Si bien hoy en día las películas dependen en gran medida de sus trailers o avances para ser esperadas, durante mucho tiempo no fue así. Los trailers han existido por décadas pero así mismo por gran parte de su existencia no fueron más que clips aleatorios de la película con una narración de fondo.  ¿Cuál era el gancho entonces? Los pósters. Por mucho tiempo los pósters de una película eran considerados un arte publicitario en sí mismo pues un buen póster podía (y lograba) ganarse la atención del público mucho más que cualquier trailer. Una imagen dice más que mil palabras y un póster servía para, no solo mostrarte a las estrellas de la película sino también comunicarte, en una sola imagen, porque esa película era tan emocionante y Drew Struzan era el maestro de esto.

Sin embargo por más reconocido que fuese su trabajo durante los 80s e incluso 90s a partir de la llegada de nueva tecnología su trabajo se volvió obsoleto, anticuado y si bien tuvo algunos últimos grandes trabajos en la década de los 2000 con Harry Potter y Hellboy la demanda por este estilo cada vez fue menos y menos hasta que desapareció completamente, razón por la cual, entre muchas otras Struzan terminó retirándose de la industria en 2008.

Puede decirse que Struzan fue el estandarte de un arte, un arte perdido que murió con su retiro pues aunque los programas de diseño pueden lograr verdaderas obras de arte es claro que las portadas han dejado de ser el gancho que una vez fueron. Con un mayor interés en los avances y trailers uno podría decir que la industria misma de diseño de pósters ha sido relegada al olvido pero afortunadamente ese no es el final de la historia.

Y es que ese mismo furor por la nostalgia que tanto nos acompaña en nuestra época se ha trasladado hasta el diseño de los pósters. No son pocos los que ven a los pósters con aerógrafo como vintage o incluso obras de arte y cultura pop que hay en tazas, camisetas  y lo que se pueda ocurrir. La industria misma, en particular la de cine de superhéroes, parece adoptar pósters que rinden tributo a aquel estilo tradicional así que, obsoleto o no, es claro que el trabajo de Drew Struzan ha impactado en la cultura pop para siempre y merece ser recordado como el hombre que pintó la cultura pop de los 80s.

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